La eficacia de los planes de autoprotección empresarial ante catástrofes

Los recientes acontecimientos han revelado una pregunta crucial: ¿funcionan realmente los planes de autoprotección empresarial ante escenarios de catástrofes naturales? La realidad ha demostrado que, en muchos casos, no lo son. Los planes establecidos han sido superados por la magnitud de los eventos, dejando a las empresas sin la capacidad de responder de manera adecuada, lo que limita su contribución a la resolución de la catástrofe. Entonces, ¿es posible mejorar esta situación?


Los planes de autoprotección son herramientas solidas que funcionan bien para emergencias de menor escala, las propias de una Empresa, que son para lo que fueron creados. Sin embargo, en eventos de mayor envergadura, su eficacia se ve reducida, lo que indica que hay un vacío que debe ser abordado para hacerlos más operativos. La clave está en una conjunción más profunda con las habilidades de gestión de desastres a nivel regional y nacional, específicamente con las directrices de Protección Civil. Asimismo, resulta fundamental una actualización constante de la normativa, basándose en las experiencias adquiridas de eventos pasados.


La Norma Básica de Autoprotección, establecía la obligatoriedad de dar de alta los planes de autoprotección en Protección Civil de cada Comunidad Autónoma. El actual Real Decreto 524/2023 no solo mantiene esta exigencia, sino que también profundiza en la integración de los planes (tanto públicos como privados) dentro del marco de protección civil, buscando una mayor coherencia y efectividad en su implementación.


Este es uno de los momentos propicios para tomar decisiones importantes y realizar los ajustes necesarios. Aprender de las lecciones de eventos pasados no solo mejora la capacidad de respuesta de las empresas, sino que también fortalece la firmeza general del sistema y mejora la preparación ante futuras emergencias.


Sin embargo, la realidad es que los planes de autoprotección actuales aún no están perfectamente coordinados con las estrategias de Protección Civil. Es fundamental mejorar esta colaboración para que, en lugar de actuar de manera aislada, las empresas puedan apoyarse en los protocolos de gestión de desastres del sector público. Esta sinergia no solo mejora la capacidad de respuesta de cada empresa, sino que también contribuye a una mayor resistencia y seguridad para la comunidad en su conjunto.


En este contexto, Protección Civil debe asumir el liderazgo en estas cuestiones, dando un paso adelante para coordinar a las empresas por zonas (por ejemplo, barrios, polígonos industriales, etc.). La participación activa y con criterio de las empresas en este esfuerzo colectivo es esencial para mejorar los planes de autoprotección y fortalecer un sistema que, hasta ahora, no se ha revelado eficaz.
Promover y lograr una efectiva integración de los Planes de Autoprotección en el marco de la Protección Civil requiere una estrategia coordinada abanderada por el sector público que fomente la colaboración, estandarización y normalizada entre los estos participantes necesarios. Esto puede y debe mejorar una respuesta ante emergencias y catástrofes al conocer y aprovechar tanto los recursos locales como los institucionales.


Finalmente, de esta colaboración necesaria tiene que llegar la solución que necesitamos para dar respuesta a este tipo de sucesos, junto con la mejora de los sistemas de comunicación y avisos, la realización de simulacros participativos y conjuntos, aplicar y aprovechar las experiencias anteriores con todo esto puesto en marcha el sector privado y el público, habrán creado un sistema más robusto y permanente en el tiempo.


Fco. de la Poza
Técnico de Autoprotección

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